Un último deseo antes de que termine el año…

30, diciembre, 2005 at 3:29 am (Uncategorized)

Somewhere over the rainbow
Way up high
There’s a land that I heard of
Once in a lullaby
Somewhere over the rainbow
Skies are blue
And the dreams that you dare to dream
Really do come true
Some day I’ll wish upon a star
And wake up where the clouds are far behind me
Where troubles melt like lemondrops
Away above the chimney tops
That’s where you’ll find me
Somewhere over the rainbow
Bluebirds fly
Birds fly over the rainbow
Why then, oh why can’t I?
Some day I’ll wish upon a star
And wake up where the clouds are far behind me
Where troubles melt like lemondrops
Away above the chimney tops
That’s where you’ll find me
Somewhere over the rainbow
Bluebirds fly
Birds fly over the rainbow
Why then, oh why can’t I?
If happy little bluebirds fly
Beyond the rainbow
Why, oh why can’t I?

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Un último apunte: Geralt de Rivia

30, diciembre, 2005 at 3:07 am (Uncategorized)

He recordado que antes de irme quería dedicar un sitito en el Caldero a los libros que estoy leyendo últimamente: la Saga de Geralt de Rivia, del escritor polaco Andrzej Sapkowski, un gran escritor descubierto por estos lares hará un par de años.
Precisamente, antes de mudarnos a Zaragotham, había leído los dos primeros libros de la Saga (El Último Deseo y La Espada del Destino), y había empezado el tercero (La Sangre de los Elfos). Pero tanto ése como el cuarto (Tiempo de Odio) se quedaron apartados una temporada… hasta ahora, que los he retomado.
He de decir que esta serie de libros de fantasía realista -es más realista que muchas novelas supuestamente ambientadas en el mundo real- me la descubrió mi novio (éste Constantine particular que tengo, aunque en lo físico recuerde más al mítico «Calvo de la Lotería») hará cosa de un par de años, cuando salió el primero. Me dijo que por su humor sarcástico, y su visión retorcida de los cuentos infantiles de toda la vida (por ejemplo, Blancanieves aquí es una asaltadora de caminos que se acuesta con sus futuras víctimas antes de rajarles el cuello y quedarse con sus pertenencias). Y tenía razón.
El protagonista de la Saga es el mismo Geralt de Rivia, un brujo albino que recorre los caminos matando monstruos, y que está perdidamente enamorado de una hechicera llamada Yennefer, pero junto a la que no puede estar ya que siempre terminan discutiendo y tirándose los trastos a la cabeza. En este mundo, los brujos son llamados «mutantes», pues para conseguir algunos de sus dones deben beber una pócima secreta que les cambia los ojos y les da ciertos poderes mágicos. Además, se dedican en exclusiva a la caza de monstruos, como ya he dicho, pero su matanza indiscriminada ha provocado que ya queden pocos y cada vez les sea más complicado encontrar uno de verdad.
Lo cierto es que Geralt es uno de esos personajes que, a pesar de ser un borde la mayor parte de las veces, enamora a todas las mujeres que se cruzan en su camino (cosa que no es de extrañar, pues hasta a mí me ha pasado). Y sus aventuras son de lo más interesante que te puedas encontrar en fantasía en los últimos años. Sin olvidarnos del puntillo realista que tiene todo en este mundo: hay reinos que se arrasan unos a otros, haciendo como en la antigüedad y exterminando a todos sin piedad -para algo están intentando conquistar sus tierras-, la gente rica lo tiene todo, y la pobre no tiene nada -como en la vida misma, vamos-, y múltiples detalles similares que lo convierten en un mundo rico y maravilloso, aunque parezca imposible.
Le aconsejo a todo el mundo que se haga con el primer tomo (editados todos por Bibliópolis Fantástica), y que continúe con los cuatro siguientes, ya que ahora mismo van por el quinto, titulado Bautismo de Fuego. Creo que faltan otros dos por salir, ya que, si no me equivoco, eran siete los tomos originales.
Que, por cierto, fue una serie de tanto éxito en Polonia, que tiene su propia serie de cómic y hasta hicieron una película -que dicen que es francamente mala.

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Sobre las Pirámides de Gizah

30, diciembre, 2005 at 2:33 am (Egipto)

Algo con lo que lidiamos continuamente los que nos dedicamos de forma seria a la egiptología (la egiptología científica, que se denomina ahora), es con todos esos «piramidiotas» e iluminados que se creen realmente que en Egipto hubo una gran civilización -a menudo la relacionan incluso con la Atlántida, basándose en los textos de Platón y Heródoto de Halicarnaso, sin tener en cuenta el detalle de que los egipcios contaban lo que les daba la gana a los extranjeros, pero nunca la verdad-, o que los extraterrestres llegaron y los iluminaron con su sabiduría -como si ellos no llegasen a valerse solitos para desarrollar su propia cultura-, o incluso que es imposible que gentes tan atrasadas culturalmente pudieran evolucionar tanto -esa estúpida forma de pensar de los que se creen que antes de ellos los hombres eran incapaces de hacer la o con un canuto por sí mismos.
Me he hartado a repetir la misma cantinela durante mucho tiempo, así que para aquéllos que tengan la más mínima duda al respecto, o que puedan llegar a hacer caso a una panda de insensatos que tienen más bien poca o nula idea sobre el Egipto Antiguo real, a todos ellos va dedicado este articulillo en el que intentaré, lo más brevemente posible, aclarar unos cuantos conceptos sobre la construcción de las Pirámides de Gizah.
Voy a comenzar con un texto del señor Zahi Hawass, que puede ser valorado como persona y en su trabajo, pero que sin lugar a dudas es una de las grandes eminencias egipcias actuales y que sabe muy bien de lo que habla, pues está excavando en Gizah desde hace años:
«Muchas personas piensan que, con anterioridad a las fechas que la cronología actual concede a las antiguas dinastías egipcias, existió una gran civilizción anterior. Sin embargo, en Gizah no se ha encontrado una sola pieza de la cultura material, ni un solo objeto o fragmento que pueda ser interpretado como procedente de una civilización perdida. Las teorías y la especulación sobre civilizaciones perdidas parecen emocionar más a la gente que los descubrimientos sobre la cultura que realmente hallamos en Gizah y otros lugares de Egipto, la cultura egipcia, de cuya existencia estamos seguros. Era una gran cultura. ¿Por qué necesita la gente buscar otra? Como científicos, mantenemos nuestra mente abierta, pero debemos basar nuestras ideas sobre el pasado en las pruebas arqueológicas.»
No se han encontrado restos de ninguna civilización anterior, si embargo, a los pies de las Pirámides, se han encontrado numerosos restos de la gente que allí vivía en aquella época y que fue la misma que construyó las Pirámides. Se han encontrado sus casas, sus talleres, sus tahonas… pero no hay nada, absolutamente nada, más allá del 3.200 aC que pueda ser considerado como una gran civilización. Si realmente esa gran civilización hubiese existido, al igual que se encuentran los restos de los cazadores y de las gentes nómadas que habitaban la zona más allá de ese 3.200 aC, se hubiese encontrado también algo de ellos.
Lo que sí tenemos son papiros en los que se menciona la construcción de las Pirámides (está en curso la publicación de un trabajo al respecto, al igual que también está en curso la publicación de un trabajo sobre los poblados de los trabajadores de Gizah, aunque serán casi restringidos al ámbito académico, con lo que los «piramidiotas» pueden respirar tranquilos, ya que sus fuentes de ingresos, aquéllos que sólo se compran los libros del «top ten» de las listas de egiptomaníacos, jamás tendrán acceso a algo serio y que estará en otros idiomas como el inglés, el francés o el alemán). Tenemos inscripciones relativas a las construcciones de las Pirámides, tanto la autobiografía del rey Unas de la VI Dinastía, como el sello de un funcionario de esa misma Dinastía y que estaba al cargo de la construcción de una pirámide, nos hablan de gente real que trabajaba en ello. Nos dice Unas que envió a este funcionario al frente de una expedición a la cantera donde cortaron, tallaron y se llevaron los bloques de caliza para la pirámide real y para el piramidión de la misma.
Las pirámides en general (ya desde la de Sneferu, anterior a las Pirámides de Gizah) tienen tallados en cada uno de los bloques que las conforman, marcas que nombran a los equipos de obreros que las extrajeron y tallaron, y tienen grabadas las fechas en las que fueron transportadas, por lo que se puede saber perfectamente cuánto tiempo se tardó en levantar cada una de ellas.
Tenemos también los restos de las rampas que fueron utilizadas en su construcción, textos contemporáneos que hablan de su papel en los rituales reales (ver los Textos de las Pirámides), vestigios que pueden ser datables sin problemas sobre su construcción (por ejemplo, Unas destruyó un sector del complejo funerario en el que emplazó su pirámide, para poder construir sobre él la calzada que llevaba a esa misma pirámide).
Así mismo, la construcción de la Gran Pirámide de Khufu, es una completa chapuza (así que tampoco se puede decir que sea una construcción tan perfecta como nos quieren hacer creer los «piramidiotas») ya que la pésima distribución de masas hecha en ella ha provocado que la mayoría de sus bloques de sustentación estén actualmente resquebrajados.
Con estos pocos datos, espero que a muchos se les quiten todos esos pájaros de la cabeza. Como todo ésto, hay miles de datos más que avalan todos estos hechos (por no hablar de otros, como la supuesta aparición de bombillas en el Templo de Denderah -no son más que representaciones del dios Harsomtus, reconocibles por tratarse del jeroglífico O196 de Gardiner, con lo que demuestran no tener ni la más mínima idea de lo que hablan-, o la supuesta imposibilidad de tallar diorita -cuando era precisamente una de las piedras usadas por el hombre prehistórico por ser de las más fáciles de tallar y pulir), y que demuestran que aquéllos que hablan sobre supuestos extraterrestres o gentes de la Atlántida no saben lo que dicen.
Y con esto y un bizcocho… hasta dentro de dos semanas, que me marcho de vacaciones a Galicia los próximos 9 días.

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Esbozando gorilas…

29, diciembre, 2005 at 4:07 am (Uncategorized)

En esta fase naturo-artística en la que estoy decidí coger mis lápices nuevos e intentar dibujar un gorila. Para hacerlo escogí una foto de nuestro Copito de Nieve, tan bello, tan fuerte, tan único… y claro, como no podía ser de otra forma ni siquiera se le parece… aunque estoy contenta con el efecto conseguido, sobre todo porque hacía unos 15 años que no dibujaba animales…

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In Seach of a Rose- Mike Scott & The Waterboys

28, diciembre, 2005 at 5:31 pm (Uncategorized)

Where will I wander and wonder ?
Nobody knows
but wherever I’m going I’ll go
in search of a rose
Whatever the will of the weather
and whether it shines or snows
wherever I’m going I’ll go
in search of a rose
I don’t know where it’s found
but I don’t mind
as long as the world spins around
I’ll take my time
I may follow the fellow who fiddles
I may put on a merchant’s clothes
but wherever I’m going I’ll go
in search of a rose
I don’t know where I’m bound
Oh, and I don’t care
As long as the world spins around
I’ll be there !
I’ll savour the softness of summer
I’ll wrap up when winter blows
and wherever I’m going I’ll go
in search of a rose
Todos buscamos algo… siempre… Creo que es imposible que la búsqueda finalice, porque si ella se acaba, nuestra existencia pierde sentido… Ojalá todo el mundo buscase rosas hermosas…

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Gorilas en la Niebla: los hermanos pequeños del Rey Kong

26, diciembre, 2005 at 10:49 pm (Uncategorized)

Los hermanos pequeños del Rey Kong cada día son menos (a penas quedan unos 650 gorilas de montaña en todo el mundo, aunque entre los gorilas de las llanuras son algunos más). Los cazadores furtivos los cazan para la venta ilegal y, sobre todo, para vender su carne (son unos 200 kilos de carne fresca en los machos adultos, y en una zona que sufre el hambre y la guerra, cualquier alimento parece poco).

Durante algunos años tuvieron a su mayor defensora en Dian Fossey, una terapeuta que decidió pasar su vida entre la niebla de las montañas de Ruanda estudiando y protegiendo como podía a tan encantadoras criaturas. Pero un día la mataron, y con ella se murieron un poco todos los grandes simios del mundo. Ahora una Fundación con su nombre se encarga de cuidar de los descendientes de los gorilas que ella tanto amo y por los que dio la vida. Incluso es posible adoptar a algunos de ellos (adoptar un bebé gorila a penas cuesta 50 dólares, y con ello contribuyes a ayudarles un poquito, a intentar salvarles).
Desde aquí mi pequeño homenaje a estas encantadoras y, en contra de lo que muchos creen, pacíficas criaturas. Porque sí, aunque mucha gente crea que es al revés, los gorilas son los pacíficos y los herbívoros de la familia, aunque su tamaño y su actitud ha hecho que entre la gente se difunda la idea contraria (los chimpancés son mucho más agresivos y además añaden carne de cualquier tipo a su dieta). Estos primos nuestros se parecen a nosotros mucho más de lo que uno podría imaginarse de no conocerlos, al fin y al cabo, compartimos un 98% del código genético (mirando a sus ojos puedes darte cuenta de ello, verte reflejado sin problemas).
Ahí tenemos a Koko, esa simpática gorila de las llanuras que ha aprendido el lenguage de signos (su hermanastro Michael también lo dominaba, pero murió por una dolencia cardiaca en 2000, y ella lo lloró y se deprimió durante mucho tiempo) y que dice que cuando tenga un bebé le enseñará a usarlo. Si tienen suerte, sería algo realmente fabuloso… eso sí que sería un gran paso para todos los homínidos.
Extraído de Zooweb Plus.
Los gorilas habitan, exclusivamente, las selvas ecuatoriales del África occidental. Son verdaderos animales de bosque, aunque tengan, en mayor grado que los restantes monos antropomorfos, hábitos terrícolas.
Existen dos tipos distintos de gorila: el Gorila de Llanura o de Costa (Gorilla gorilla gorilla) que vive en la parte occidental de la selva ecuatorial (Gabón, Congo occidental y Camerún) y el Gorila de Montaña (Gorilla gorilla beringei) que vive mucho más hacia el este, en las zonas montañosas y boscosas del Congo oriental y en los territorios limítrofes, sobre todo en la maravillosa región del lago Kivu y de los volcanes Virunga.
Es muy probable que en el pasado los gorilas habitaran en una única y gran área que se extendía desde el África occidental a la central. Pero tras profundos cambios ambientales, ligados a la desaparición de la selva, las dos poblaciones actuales se han ido progresivamente diferenciando en dos razas geográficas, que tienen costumbres y caracteres morfológicos propios, y que se hallan separadas entre sí por una distancia superior a mil kilómetros.
El gorila es comparable a un hombre robusto aunque sea algo más pequeño y mucho más cuadrado. En posición erecta tiene, generalmente, una estatura que oscila entre 1,25 y 1,75 m, pero puede alcanzar los dos metros. La apertura de los brazos es de 2 a 2,75 m. La longitud y robustez de las extremidades delanteras y del tronco, el desproporcionado tamaño de las manos y de los pies, en los que los dedos medios están, en parte, unidos por una membrana, constituyen las características más destacadas del gorila.
La nariz, aplanada sobre todo hacia la mitad de su longitud, aparece muy ancha hacia los lados. También la boca es ancha, provista de gruesos labios, más cortos y menos movibles que los de otros monos antropomorfos y más parecidos, por lo tanto, a los humanos. Las orejas son menores que las del chimpancé, pero mayores que las humanas, a las que, por otra parte, se parecen más que las de cualquier otra especie de mono. El cuello de por sí corto, solamente por los lados y de frente se distingue del tronco sobre el cual, en consecuencia, parece que la cabeza se apoye directamente.
El pelo liso, bastante largo y lanoso, deja totalmente descubierta la pare anterior del morro. También están desnudas las orejas, las manos y los pies, tanto en la parte lateral como en la inferior, hasta donde los dedos se hallan unidos por la membrana. Las partes desnudas tienen una coloración gris: en las zonas pilosas la piel tiene un color castaño oscuro, mientras el pelo ofrece diverdos tonos: predomina el gris oscuro, avivado por pocos pelos rojizos y gris claro.
No existe gran diferencia entre machos y hembras, si no es por la corpulencia y la conformación de la cabeza y, ni siquiera, entre jóvenes y viejos; sin embargo el gorila joven siempre tiene algo desproporcionado en sus formas, cosa que sucede en todos los animales que no han alcanzado su desarrollo corporal completo.
Los dientes son muy robustos; bien desarrollados los caninos, casi como en los grandes carnívoros. La robustez del esqueleto está proporcionada a las dimensiones del animal; llama la atención, en la cabeza, la longitud y estrechez de la caja craneana, que presenta una fuerte cresta ósea longitudinal, que deja para el interior un espacio muy pequeño. La mandíbula es enorme y son extraordinarias la robustez de los huesos del brazo y de la mano, así como la amplitud de la caja torácica formada por trece costillas.
El gorila corre apoyándose sobre las cuatro extremidades y se le ve algunas veces solo, otras en compañía de una hembra o de un pequeño. Arranca de los árboles las ramas y las hojas que alcanza fácilmente desde el suelo y, con frecuencia, se sube a los árboles para tomar frutas. Por la mañana y por la noche recorre las plantaciones de los poblados, devorando pisang y cañas de azucar. De noche elige un árbol para su reposo.
Durante la época de celo los machos se disputan, por medio de la fuerza, la posesión de las hembras. El grito de este enorme mono tiene una entonación lastimera; pero cuando el animal está enfurecido, el grito es agudo y ronco al mismo tiempo, y bastante parecido al rugido de un tigre.
Cuando la hembra se halla grávida, el macho le prepara un nido, a una altura del suelo que oscila entre los cinco y los ocho metros; se trata de una especie de yacija descubierta, hecha con ramas secas y hojas que el animal amontona con sus manos. La hembra da a luz al pequeño en ese rudimentario nido, que abandona inmediatamente después. El vínculo familiar se halla muy desarrollado hacia las crías, que reciben cuidados y protección del padre y de la madre.
El largo período de dependencia familiar de los pequeños gorilas parece ser una de las causas determinantes de su desarrollo intelectual. Así nace en ellos la necesidad de comunicar las experiencias de un individuo a otro.
Según estudios, parece ser que la jerarquía entre los gorilas se basa más sobre la personalidad que sobre la fuerza física. El jefe guía al grupo porque está mejor dotado para hacerlo, pero su autoridad no es rígidamente limitadora de la libertad de sus compañeros.
Quien ha tropezado con el gorila adulto, que de día en día se hace más raro, y ha podido observarle en libertad, habla de él con una mezcla de miedo y respeto. Este gigante de la selva, que irritado podría con facilidad doblar un a barra de hierro, no es en realidad feroz; no es capaz de agredir, en efecto, más que para defenderse.

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Buenos Presagios, por Neil Gaiman y Terry Pratchett

24, diciembre, 2005 at 9:14 pm (Uncategorized)

Ésta es una de las novelas más divertidas -si no la que más- que he leído en mi vida. La escriben dos de mis escritores favoritos: Neil Gaiman y Terry Pratchett.
Imaginaos que está a punto de desencadenarse el Fin del Mundo, que los Cuatro Jinetes del Apocalipsis andan sueltos por la Tierra, y que un ángel venido a menos -Azirafel- y un demonio en cuyo coche cualquier cinta de música se convierte con el tiempo en los Grandes Éxitos de Queen -Crowley-, intentan ayudar a detenerlo.
Está muy bien escrita (no es para menos, con los autores que tiene), y en ella aperecen algunas de las escenas más delirantes y simpáticas que he leído jamás.
Si sois fans del Mundo Disco o The Sandman, no podéis dejar escapar esta novela, pues os enamorará.
Por cierto, en la foto están ambos autores al estilo Azirafel y Crowley; se la sacaron como promo para el libro, y es de mis fotos favoritas de ambos.

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Las Fuerzas Armadas Egipcias (III): Armas y armaduras

24, diciembre, 2005 at 6:19 pm (Egipto)

El Imperio Antiguo tenía soldados equipados con una gran variedad de armas: escudos, lanzas, porras, mazas, dagas, arcos y flechas. Los carcajs y las hachas de batalla se introdujeron antes del Segundo Período Intermedio, que fue una época de revolución en las artes marciales egipcias. Las puntas de flecha metálicas más tempranas datan de la Dinastía XI (hacia el 2.000 aC), hechas de cobre endurecido por martillo.
El arma principal del ejército egipcio eran el arco y las flechas. Los mercenarios nubios formaban las mejores unidades de arqueros. El arco fue transformado en un arma formidable con la introducción por los Hyksos del arco compuesto hecho de cuerno, tendones y madera, combinado con la armadura corporal –que habitualmente no eran más que tiras anchas de cuero- y el carro de guerra, permitiendo ataques rápidos a largo alcance.
La infantería del Imperio Nuevo llevaba lanzas, hachas de batalla, cimitarras y dagas. La cimitarra (xpS=khepesh o kopesh) llegó a Egipto desde Siria, donde Tutmosis III fue el primer faraón egipcio en usarla. Hay muchas imágenes de los dioses entregando al faraón este “arma de la victoria”. Rápidamente se convirtió en parte del equipo básico del infante.
El militar tuvo al alcance las nuevas tecnologías,- como fue el uso del bronce en el Imperio Medio, o el hierro en el Imperio Nuevo y sobre todo en el Período Dinástico Tardío-, más rápido que la población general, quienes usaban todavía las herramientas de piedra cuando el bronce ya estaba disponible, pero era demasiado caro. Incluso, las puntas de flecha de bronce del Imperio Medio debían ser importadas de Oriente Próximo y sólo en la época de la Dinastía XVIII su producción en Egipto se hizo más común.
Después de que los arqueros, tanto a pie como en carro, limasen las fuerzas enemigas con una ducha de flechas, la infantería podía entrar, rompiendo sus líneas con armas de mano, mazas con mangos de madera y cabezas de piedra–más tarde metal-, hachas de batalla, hachas pequeñas, porras, espadas, cimitarras (kopesh) y dagas.
Mientras Egipto producía por fin parte del cobre que necesitaba, debía importar todo el estaño necesario para fabricar el bronce y también era completamente dependiente de la importación del hierro, lo que les puso en desventaja ante los crecientes imperios del Este durante el primer milenio aC.
Las técnicas para trabajar el cobre y el bronce, por ejemplo el marcado y subsecuente martilleado, pudieron ser desarrollados por los propios egipcios; el forjado, la única forma en que podía ser trabajado el hierro en el mundo antiguo, fue importado desde Europa.
La lanza fue usada para el “apuñalamiento” (entendido esto como que se usaba para lancear a mano, sin ser lanzada, valga la redundancia), dando gran alcance al soldado.
Los carros llevaban, además de sus arcos y flechas, un buen número de lanzas y así no se quedaban desarmados después de disparar todas sus flechas.
Muchas de las armas nuevas que comenzaron a usarse durante el Imperio Nuevo tuvieron su origen en Asia. Los cascos que Ramsés III ordenó distribuir entre sus soldados se parecían a los cascos sirios, la principal diferencia era que el casco sirio estaba decorado con una cola de caballo, mientras que el egipcio tenía cuerdas terminadas en colgantes. La armadura corporal era de origen asiático también. Consistía en una chaqueta de cuero cubierta con pequeñas escamas de metal, no protegía completamente al soldado de las flechas, como los egipcios pudieron comprobar con sus propias victorias, o los sirios cuando un tiro afortunado mató al disfrazado Ahab.
Pese a tantas deficiencias, los carros de Tutmosis III llevaban ocasionalmente armadura de escamas siglos antes del contratiempo de Ahab, pero muchos preferían bandas anchas (de cuero posiblemente) cruzadas sobre el pecho o llevando un escudo. Su torso estaba más o menos protegido, mientras la parte baja del cuerpo permanecía tapada por el propio carro. Los faraones llevaban a menudo armaduras con piedras semipreciosas engastadas, que ofrecían mejor protección, las piedras eran más duras que el metal usado para las puntas de las flechas. Es difícil estimar cuán extendido estaba el uso de armadura o de cascos realmente, pues los relieves nos muestran egipcios que raramente llevaban más protección que los escudos.
En tiempos de paz las armas estaban almacenadas en armerías reales. Su distribución entre los soldados antes de una campaña era la ocasión para una espléndida ceremonia llevada a cabo por el faraón. Ramsés III habló en un evento similar a sus soldados desde un balcón: “Levantad vuestras armas, sacad vuestras armas para destruir a las tierras rebeldes que no conocen Egipto, ni la fuerza de Amón mi padre.”

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Las Fuerzas Armadas Egipcias (II): El Carro de Guerra

24, diciembre, 2005 at 6:10 pm (Egipto)

Historia
Parece ser que los carros tienen su orígen en Mesopotamia en el tercer milenio aC. El carro de guerra de dos ruedas con gran movilidad, llevando un conductor y un arquero con un arco corto compuesto revolucinó las tácticas militares después del 1.700 aC. Esta cara arma se propagó por Oriente Próximo y se cree que llegó a Egipto con la conquista de los Hyksos, aunque no hay ninguna evidencia que avale este punto de vista. Se extendió por Asia Menor, Grecia y fue conocido en el Norte de Europa sobre el 1.500 aC. Con la llegada de la equitación en el 1.000 aC perdió su gran importancia militar.
El carro egipcio delata su orígen asiático de varias formas: por los nombres de sus partes, que son semíticos; y por su decoración que a menudo toma la forma de hojas de palma datilera o animales oponiéndose unos a otros, ambos motivos de origen sirio.
Diseño
Los egipcios mejoraron el diseño del carro haciéndolo más ligero, cambiando la posición del conductor de modo que estaría más próximo al eje del carro, y cubriendo el eje con metal para reducir la fricción. Algunas partes de madera se reforzaron cubriéndose con láminas metálicas. Estes cambios aligeraron la carga de los caballos y mejoraron enormemente su rendimiento. Se colocaron almohadillas en las espaldas de los caballos y se sujetó a ellos la percha. Las cinchas de cuero alrededor de los pechos y vientres de los caballos previno que se escurrieran. Un simple astil unido a la percha tiraba de los carros.
El carro estaba construido con piezas de madera las cuáles eran curvadas de la forma requerida sumergiéndolas en agua hirviendo durante muchas horas, doblándolas y luego dejándolas secar. Eran usados varios tipos de madera: olmo, fresno para los ejes y sicomoro para la el estante.
Los radios de las ruedas se hacían doblando seis piezas de madera enforma de V. Éstas eran pegadas juntas de un modo que cada radio estaba compuesto de dos mitades de las piezas en forma de V, formando una estrella hexagonal. Las puntas de las V’s se unían al eje con intestinos de ganado húmedos, que se endurecían al secarse.
Las llantas se hacían de secciones de madera, unidas a la rueda con tiras de cuero que pasaban a través de ranuras en las mismas secciones de las llantas. Las correas no entraban en contacto con el suelo, haciendo el carro más fiable al reducir el desgaste y las roturas. Los carpinteros alemanes que reconstruyeron un carro entero necesitaron unas seiscientas horas para completarlo.
Uso
Los carros no eran válidos en terreno rocoso debido a su falta de muelles, se rompían o volcaban fácilmente, e incluso en los mejores momentos debía ser una tarea complicada disparar flechas apuntando desde un carro tan rápido. Los carros luchaban por lo tanto cerrando filas abrumando al enemigo por la cantidad de misiles más que por su puntería. Si el carro iba a volcar, la tripulación podía intentar saltar por la parte trasera que estaba abierta antes de que sucediese, luego, si el carro rompía, podían coger los caballos y cabalgar hacia un lugar seguro. Los carros eran ciertamente mucho mejores a la hora de perseguir a los enemigos en una zona llana abierta, cuando las lanzas podían ser usadas para matarlos por la espalda.
Los egipcios conocían dos tipos de carros: el de guerra que tenía ruedas de seis ejes y el carro de transporte que tenía sólo cuatro ejes. El de ruedas de seis ejes podía hacerse más ligero y era más estable que el más pesado con ruedas de cuatro ejes, haciendo al carro entero más fiable.
Servir en los cuerpos de carros no era barato. Al recluta se le asignaba un equipo de caballos de los establos reales y cinco ayudantes, a los que tenía que equipar. El carro en sí mismo le costaba, -de acuerdo con un escriba que tal vez tuviese prejuicios -, tres deben de plata para el astil y cinco para el cuerpo, una pequeña fortuna que sólo los hombres nobles podían afrontar.
Los carros de guerra eran guiados por un conductor que llevaba un látigo y las riendas y un guerrero, que generalmente manejaba un arco o, después de gastar todas sus flechas, una lanza corta de las que tenía varias. Cuando cazaba, el faraón podía dar una dispensa al conductor algunas veces y disfrutar persiguiendo él mismo a su presa.

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Las Fuerzas Armadas Egipcias (I): El Ejército

24, diciembre, 2005 at 1:35 pm (Egipto)

Éstos son unos artículos que presenté al foro de una web de temática militar (De Re Militari, a ver si la pongo en los links) hace un par de años. Los pongo aquí porque así los tengo a mano, y si a alguien le interesa el tema, pueda leerlo sin problemas.

El ejército

Hasta la toma del Bajo Egipto por los Hyksos, muchos conflictos en los que los egipcios habían luchado eran guerras civiles, donde los ejércitos principales compuestos de campesinos y artesanos liderados por nobles se oponían unos a otros, o eran campañas relativamente cortas en Nubia extendiendo las fronteras del reino, o hacia el este y el oeste en las regiones desérticas. Desde el Imperio Antiguo los extranjeros fueron incorporados alejército. Los egipcios posiblemente incluso firmaban contratos conpotentados extrangeros para asegurarse el apoyo de los mercenarios. Los Medjay nubios entraron en Egipto durante los tumultos habidos en el Primer Período Intermedio, formando unidades de arqueros mercenarios ysirviendo como policía armada. Se sabe que lucharon bajo el mando de Kamosis contra los Hyksos.

El ejército cambiante del Imperio Nuevo

El equipo era básico al inicio de la historia egipcia: algo que lanzar a los enemigos o con lo que golpearlos y un gran escudo para ocultarse detrás, y la necesidad de mejorar este armamento no fue demasiado grande durante un largo tiempo.

Después de que los Hyksos tomasen el control del Delta, los faraones tebanos de las dinastías XVII y XVIII adoptaron nuevas armas y estrategias, un prerrequisito para construir un imperio en el Oriente Medio, una región donde el constante desarrollo de nuevas armas y estrategias era necesario para la supervivencia. Su presencia también provocó cambios en el rol de los militares en la sociedad egipcia. Según el número de campañas iba aumentando, el uso de reclutas no profesionales se hizo impracticable, y el ejército se hizo profesional, con la nobleza ejerciendo de oficiales y usando carros, y el rey luchando con ellos, generalmente cerrando filas. Evolucionaron muchas tropas especializadas, como los encargados de debilitar muros con escudos pesados usando arietes y escaleras de escalada, los primeros zapadores y, después de la reconquista de Nubia, tropas de choque kushitas y arqueros nubios.

Este nuevo ejército no tenía todos los siglos de viejas tradiciones que tenían otras instituciones sociales. De todas formas fue relativamente fácil para los individuos talentosos ascender de rango (y de clase social). Se podían mover entre otros segmentos de la sociedad y mantener posiciones altas gracias a los regalos de tierras y esclavos que recibían de los faraones, a partir del reinado de Ahmosis. El aprecio por esta nueva nobleza, de su corage y conquistas, se expresaba habitualmente en distintas inscripciones.

El nombre del hombre valiente perdurará por lo que ha hecho. Nunca desaparecerá de esta tierra.

Algunos de estos comandantes del ejército llegó a ser faraón, entre ellos Horemheb y Ramsés I (Dinastías XVIII y XIX) y muchos faraones se rodeaban de soldados conocidos por su lealtad y sacrificio. Didu, un soldado profesional, fue nombrado responsable de los desiertos al este de Tebas, luego se convirtió en el enviado del faraón en tierras extrangeras, luego Portaestandarte de la Guardia del Faraón, Capitán del barco Meri-Amón y finalmente Comandante de la Fuerza Policial. Después de un largo e intachable servicio Neb-Amón, otro Portaestandarte, fue nombrado Jefe de la Policía del oeste de Tebas.

Amenhotep IV (Akhenaton), cuya guardia personal consistía en su mayoría de extrangeros –sirios, nubios y libios- usó el ejército para terminar con el poder de los sacerdotes y los burócratas. Pero tras su muerte el estamento militar firmó la paz con el servicio civil y el clero. Subsecuentemente los faraones tuvieron que empezar a tener en cuenta los intereses de los tres sectores.

Con el imperio en expansión y la necesidad de encontrar soldados capaces, los egipcios comenzaron a introducir a los prisioneros de Guerra en su ejército, así como sherden capturados durante las incursiones de los Pueblos del Mar. Su lealtad al trono era tal, que sólo entre los sherden estaban los elegidos para formas parte de la guardia personal de Ramsés II. Fue probablemente durante el reinado de Ramsés II que la primera caballería regular –como oposición a los carros- fue introducida en todos los ejércitos, pero sólo los persas en el siglo VI aC fueron quienes lograron su mayor potencial.

Las Dinastías XIX y XX vieron la más espectacular expansión del poder egipcio así como su declive, con Egipto a penas capaz de defender sus fronteras y confiando fuertemente en los mercenarios. Hacia la mitad del siglo XII aC el sesenta por cien de los soldados era no egipcio. Sheshonq I (Dinastía XXII) logró recrear el ejército real tras años de negligencia.

Sesonchosis creó una elite de los más robustos hombres… levantó 600.000 soldados de a pie, 24.000 de caballería y 27.000 carros de guerra. Compartió el gobierno con sus compañeros de juventud, todos luchadores con experiencia, llenos de valor, en un número de 1.700 y más. Sesonchosis les dio la mejor tierra por lo que pudieron dedicarse enteramente a la guerra, permaneciendo económicamente seguros.

Diodoro (I,54)

La organización del ejército

Los ejércitos antiguos eran generalmente pequeños en comparación con los masivos ejércitos modernos. El ejército egipcio del Imperio Nuevo estaba compuesto de tres divisiones bajo Seti I en su campaña cananea, llamados Sutekh (Set)-“Los Arqueros Heroicos”-, Amón-“Los Arqueros Poderosos”- y Ra-“Los Muy Armados”-; y de cuatro divisiones bajo Ramsés II en su campaña de Qadesh, la cuarta llamada Ptah.

Una division estaba formada por varios miles de hombres, habitualmente 4.000 de infantería y 1.000 carros, organizados en diez batallones de unos 500 soldados, que estaban divididos a su vez en compañías de 250, pelotones de 50 hombres y escuadras de 10.

El mando supremo recaía en manos del propio faraón o de uno de sus parientes cercanos, generalmente un hijo. Similarmente a la administración de todo el imperio, el ejército estaba dividido en un cuerpo Norte y otro Sur supervisados por Jefes Representantes. La línea de mando incluía rangos correspondientes a los modernos generales, comandantes de batallón, portaestandartes y ayudantes a nivel de compañía, tenientes liderando los pelotones, y oficiales no comisionados al cargo de las escuadras.

Los carros eran liderados por los mariscales (jmj-rAssmwt=Ami-Ra-sesemut). Estaban divididos en brigadas, cada una de las cuales se componía de dos o más escuadrones. Cinco compañías de diez carros cada una constituían un escuadrón. Los carros egipcios llevaban dos soldados, un conductor y un arquero.

Paralelamente a la línea de mando en combate había una administración de escribas organizada en líneas jerárquicas y distinta de los oficiales de combate.

Estándars de comportamiento después de la victoria

Mientras los egipcios eran tal vez menos crueles que los asirios, -quienes borraban ciudades de la faz de la tierra y destruían pueblos enteros para atemorizar a otros y que se sometiesen-, todavía dejaban ver a los conquistados quién era el amo, matándolos algunas veces como nos muestran las imágenes de la Paleta de Narmer y los cuerpos decapitados descubiertos cerca de las fortalezas en Nubia durante el Imperio Medio; algunas veces esclavizaban a los supervivientes civiles y militares, destruyendo el sentido de sus vidas y quedándose sus posesiones.

Los enemigos caídos a veces eran mutilados y sus cuerpos abandonados a los cuervos, los buitres y otros carroñeros.

Después de la conquista de Meggido por Tutmosis III, los príncipes supervivientes rendidos al faraón, -y después de aceptar al rey egipcio como su amo supremo-, continuaron gobernando sus ciudades.

El botín era importante como un recurso de remuneración a los seguidores y era algunas veces la razón por la que no se conseguía la victoria militar. Durante la batalla de Qadesh los carros hititas parecieron abandonar la persecución de Ramsés II y al resto de sus fuerzas para saquear el campamento egipcio, lo que dio tiempo al faraón de reorganizar sus fuerzas y conducir a los hititas de vuelta hacia Qadesh. Tutmosis III ejerció mejor control sobre sus tropas en Meggido. El saqueo empezó después de que la victoria sobre los carros enemigos fue completa, lo que previno, de acuerdo con el cronista, la toma del pueblo al asalto. El botín pertenecía al faraón que lo distribuía entre aquellos que él consideraba meritorios.

Algunos territorios conquistados como Nubia y el Sinaí fueron anexados, siendo administrados por oficiales egipcios y controlados con la ayuda del ejército, mientras en otros sitios, como Canaán, los reyes locales sometidos a los faraones gobernaban con sus propios ejércitos.

La armada

De distinto modo que los griegos posteriores, quienes desarrollaron técnicas navales especiales (usados incluso por el Egipto del PeríodoTardío), las batallas marítimas del Imperio Nuevo egipcio y sus oponentes, los Pueblos del Mar, se luchaban con tropas terrestres llevadas en barcos. El despliegue egipcio de arqueros y el hecho de que los barcos egipcios podían ir tanto a vela como a remo, les dio una ventaja decisiva, a pesar de la inferioridad de los propios barcos, que iban a veces completamente llenos llevando doscientos cincuenta soldados.

Pero la armada era poco más que un medio de transportar a las tropas de manera rápida a la costa asiática. Tutmosis III empleó esta técnica con gran éxito.

Egipto perdió su rol de superpotencia maritima después del final del Imperio Nuevo. Los fenicios y los griegos se convirtieron en los principales ejes del Mediterráneo. Poderes continentales como los persas usaron a estas naciones de poderío marítimo para imponer su control sobre los mares.

Egipto renovó su armada bajo Necho II, invistiendo grandes cantidades en el desarrollo de birremes, y se halla posiblemente entre los inventores de los más poderosos trirremes en su intento de vencer a los persas. No fue un éxito y después su flota estuvo bajo el poder extranjero que controló el país. Docenas de barcos egipcios se unieron a la flota persa para luchar contra los griegos. La última de los Ptolomeos, la reina Cleopatra VII, unió fuerzas con el romano Marco Antonio en un intento de preservar la independencia de Egipto. Pero su flota fue vencida en Actium, lo que significó el fin del Egipto faraónico.

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¡¡Feliz Navidad!!

22, diciembre, 2005 at 4:00 pm (Uncategorized)

What’s this? What’s this?
There’s color everywhere
What’s this?
There’s white things in the air
What’s this?
I can’t believe my eyes
I must be dreaming
Wake up, jack, this isn’t fair
What’s this?
What’s this? What’s this?
There’s something very wrong
What’s this?
There are people singing songs
What’s this?
The streets are lined with
Little creatures laughing
Everybody seems so happy
Have I possibly gone daffy?
What is this?
What’s this?
There are children throwing snowballs here
instead of throwing heads
They’re busy building toys
And absolutely no one’s dead
There’s frost on every window
Oh, I can’t believe my eyes
And in my bones I feel the warmth
That’s coming from inside
Oh, look
What’s this?
They’re hanging mistletoe, they kiss
Why that looks so unique, inspired
They’re gathering around to hear a story
Roasting chestnuts on a fire
What’s this?
What’s this?
In here they’ve got a little tree, how queer
And who would ever think
And why?
They’re covering it with tiny little things
They’ve got electric lights on strings
And there’s a smile on everyone
So, now, correct me if I’m wrong
This looks like fun
This looks like fun
Oh, could it be I got my wish?
What’s this?
Oh my, what now?
The children are asleep
But look, there’s nothing underneath
No ghouls, no witches here to scream and scare them
Or ensnare them, only little cozy things
Secure inside their dreamland
What’s this?
The monsters are all missing
And the nightmares can’t be found
And in their place there seems to be
Good feeling all around
Instead of screams, I swear
I can hear music in the air
The smell of cakes and pies
Is absolutely everywhere
The sights, the sounds
They’re everywhere and all around
I’ve never felt so good before
This empty place inside of me is filling up
I simply cannot get enough
I want it, oh, I want it
Oh, I want it for my own
I’ve got to knowI’ve got to know
What is this place that I have found?
What is this?
Christmas Town, hmm…
Aunque nunca suelo felicitar estas fiestas a nadie, este año, como soy realmente feliz por primera vez en mucho tiempo, quería hacer a todo el mundo partícipe de ello. Y nada mejor que mi adorado Jack para desearos una:
¡¡Feliz Navidad a todos!!

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Mitos japoneses (II): Los otros dioses

21, diciembre, 2005 at 9:20 pm (Japón)

La creación de los dioses mayores
Izanagi se sometió entonces a un proceso de purificación para librarse de la suciedad que pudiera haber contaminado su cuerpo durante el descenso al mundo inferior. Llegó a la llanura junto a la desembocadura del río y se libró de sus ropas y de todo cuanto llevaba. Y allí donde dejaba caer una prenda o un objeto, del suelo salía una deidad. Y nuevos dioses se iban creando a medida que Izanagi entraba en el agua para limpiar su cuerpo. Finalmente, cuando lavó su cara fueron creados los dioses más importantes del panteón japonés; al secar su ojo izquierdo apareció Amaterasu, la diosa Sol; de su ojo izquierdo nació la diosa Luna, Tsuki-yomi; el dios de la tormenta, Susano-o no Mikoto, fue engendrado de su nariz.
Izanagi decidió entonces dividir el mundo entre sus hijos. Encargó a Amaterasu el gobierno del cielo, a Tsuki-yomi el de la noche y a Susano-o no Mikoto el cuidado de los mares. Pero este último dijo que prefería ir al Mundo Inferior con su madre, así que Izanagi lo desterró a Yomi y después se retiró del mundo para vivir en el alto cielo.
El engaño de Susano-o no Mikoto
Antes de ser desterrado a Yomi, Susano-o quiso despedirse de Amaterasu, pero en realidad quería traicionarla ya que estaba celoso de la belleza y preeminencia de su hermana. Amaterasu, recelosa de la actitud de su hermano, se armó con arco y flechas antes de acudir a la cita, pero Susano-o se mostró realmente encantador y acabó cautivando a la diosa con la sugerencia de engendrar hijos juntos como prueba de buena fe. Amateratsu accedió, pero antes exigió que le entregase su espada, que inmediatamente quebró con su boca en tres pedazos, mientras de su aliento salían tres diosas. Susano-o pidió a Amateratsu cinco collares, los cuales masticó para engendrar otros tantos dioses.
Al momento se entabló una discusión entre ambos por la custodia de los hijos, pues Amaterasu los reclamaba como suyos al haber sido formados de sus propias joyas. Su hermano, sin embargo, creyó haber engañado a la diosa y lo celebró rompiendo las paredes que contenían los campos de arroz, bloqueando los canales de irrigación y defecando en el templo donde había de celebrarse el festival de la cosecha. Su desconcertante comportamiento es el germen de la enemistad que nació entre los dos dioses. Susano-o, a pesar de haber sido desterrado, se quedó merodeando por la Tierra y el Cielo.
La desaparición del Sol
Un día, mientras Amaterasu se encontraba tejiendo ropas para los dioses, Susano-o arrojó un caballo desollado que atravesó el tejado de la sala en la que la diosa y sus ayudantes trabajaban. Una de ellas se asustó de tal modo que se pinchó con la aguja y murió. Tan atemorizada quedó la propia diosa que después de aquello se escondió en una cueva y bloqueó la entrada con una enorme piedra. Sin la diosa Sol, el mundo quedó sumido en la oscuridad y el caos.
Una asamblea de ochocientas deidades se reunió para hallar la manera de sacar a Amaterasu de la cueva. Decidieron que la única manera de lograrlo sería excitando su curiosidad, así que decoraron un árbol con ofrendas y joyas, encendieron fuego y danzaron al ritmo de los tambores, alabando la belleza de otra diosa para provocar sus celos. Colocaron un espejo mágico a la entrada de la cueva, llevaron gallos al lugar para que cantaran y persuadieron a la diosa de la Aurora, Ama No Uzume, para que bailara. En un momento de abandono, la diosa empezó a quitarse las ropas, para solaz del resto de los dioses, que la llamaron “Terrible Hembra del Cielo”.
Como esperaban, Amaterasu se asomó a la entrada de la cueva para averiguar qué estaba sucediendo. Los dioses respondieron que estaban celebrando una fiesta porque habían encontrado a su sucesora y que ésta era incluso mejor que la propia Amaterasu. Sin pensarlo, la diosa salió de la cueva y vio su reflejo en el espejo mágico. En ese momento, el dios Tajikawa la agarró, obligándola a salir de su escondite y bloqueando la entrada para impedir que volviera a desaparecer. La vida volvió a la Naturaleza y desde aquel momento el mundo ha conocido el ciclo normal del día y la noche. El espejo fue confiado al mítico Primer Emperador de Japón, descendiente directo de la diosa, como prueba de su divino poder.
Los ochocientos dioses castigaron a Susano-o cortando su barba y bigote, arrancándole las uñas de las manos y los pies, y arrojándole del Cielo. Fue entonces cuando el dios comenzó su vida errante y vagabunda por la Tierra.
La Leyenda de Orochi
Cientos de años atrás, en Japón se creía que los dioses, las bestias y los humanos solían vivir juntos compartiendo la tierra. Los humanos rendían sacrificios a los dioses como gratitud por los poderes sobrenaturales que usaban para ayudarlos, los monstruos y las bestias rara vez molestaban a los humanos. Pero el balance entre humanos, dioses y bestias se perturbó cuando Izanagi, el primer rey de los dioses fue a la guerra en contra de su esposa Izanami. La guerra trajo como consecuencia el nacimiento de seres malvados, los Oni usados como soldados y los Dragones quienes surgían de las plantas que se alimentaban de la sangre derramada de los dioses.
Por supuesto no todos estos nuevos seres eran malvados, pero el mal surgió en los corazones de muchos dioses durante la guerra ya que estaban expuestos a las llamas de los infiernos. Así fue como los Dragones nacidos de esa sangre fueron malvados también. «Yamata no Orochi» o el «Dragón de las Ocho Cabezas» fue una de las malvadas criaturas nacidas de la sangre de las divinidades en conflicto.
La tierra de Izumo (lo que es ahora la prefectura de Shimane) fue bendecida con la presencia de una hermosa princesa conocida como Kushinada. Orochi invadió Izumo con su presencia poco después de que Kushinada cumpliera 16 años y demandó el sacrificio de ocho doncellas cada luna llena para apaciguar su apetito. Si el sacrificio no se rendía, los habitantes verían sus tierras destruidas. Los años pasaron y más y más doncellas eran sacrificadas, hasta que al final sólo quedó la princesa Kushinada.
El dios Susano-o visitaba esas tierras por aquel entonces y quedó perdidamente enamorado de la princesa al espiarla por una ventana. Prometió al rey de Izumo que él destruiría a Orochi con la condición de tomar a la princesa como esposa.
Se le presentaron ocho copas de vino a Orochi en la noche del sacrificio de la princesa Kushinada. El sirviente que le llevó el vino insistió en que debían entretenerse con el alcohol antes de disfrutar la tan esperada comida. Orochi aceptó y bebió con sus ocho cabezas de las respectivas copas. No esperaron mucho antes de oír los fuertes ronquidos causados por la borrachera de Orochi.
Fue entonces que el sirviente se quitó su disfraz y revelo su verdadera identidad, el dios del trueno, Susano-o. Le cortó las cabezas a Orochi, de su ombligo sacó el sagrado medallón de la vida, la Magatama y las lágrimas de la última cabeza en morir fueron transformadas en un espejo.
A cambio de la mano de la princesa Kushinada, Susano-o dejó su espada, la cuál más tarde se conocería como Asesina de Dragones o «Espada Kusanagi», el medallón Magatama y el espejo, el cuál más tarde fue entregado a Yata, la hermana menor de Kushinada. Estos objetos son conocidos como «Los tres tesoros sagrados del Japón» y se dice que son preservados en el Palacio Imperial en Tokio.

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Mitos japoneses (I): Izanagi e Izanami

21, diciembre, 2005 at 1:40 am (Japón)

La Creación de Japón
En el principio, tras la formación del Cielo y de la Tierra, tres dioses se crearon a sí mismos y se escondieron en el cielo. Entre éste y la Tierra apareció algo con aspecto de un brote de junco, y de él nacieron dos dioses, que también se escondieron. Otros siete dioses nacieron de la misma manera, y los dos últimos se llamaron Izanagi e Izanami.
Izanagi e Izanami
Estos dos dioses fueron encargados por los demás dioses de formar las islas japonesas. Izanagi e Izanami, entonces, hundieron una lanza adornada con piedras preciosas en el mar inferior, la agitaron y al sacarla, las gotas que de ella resbalaban formaron la isla de Onokoro (lo que sería la isla de Hokkaido).
Descendiendo de los cielos, Izanagi e Izanami resolvieron construir allí su hogar, así que clavaron la lanza en el suelo para formar el Pilar Celestial. Descubrieron que sus cuerpos estaban formados de manera diferente, por lo que Izanagi preguntó a su esposa Izanami si sería de su agrado concebir más tierra para que de ella nacieran más islas. Como ella accedió, ambos inventaron un matrimonio ritual: cada uno tenía que rodear el Pilar Celestial andando en direcciones opuestas.
Cuando se encontraron, Izanami exclamó: “¡Qué encantador! ¡He encontrado un hombre atractivo!”, y a continuación hicieron el amor. En lugar de parir una isla, Izanami dio a luz a un deforme niño sanguijuela al que lanzaron al mar sobre un bote hecho de juncos. Después se dirigieron a los dioses para pedir consejo, y éstos les explicaron que el error estaba en el ritual del matrimonio, ya que ella no debía haber hablado primero al encontrarse alrededor del Pilar, pues no es propio de la mujer iniciar la conversación.
Así pues, ambos repitieron el ritual, pero esta vez Izanagi habló primero, y todo salió según sus deseos. Con el tiempo, Izanagi concibió todas las islas que forman el Japón, creando, además, dioses para embellecer las islas, y después hicieron dioses del viento, de los árboles, de los ríos y de las montañas, con lo que su obra quedó completa. El último dios nacido de Izanami fue el dios del fuego, cuyo alumbramiento produjo tan graves quemaduras en los genitales de la diosa que ésta murió. Y todavía, mientras moría, nacieron más dioses a partir de su vómito, su orina y sus excrementos. Izanagi estaba tan furioso que le cortó la cabeza al dios del fuego, pero las gotas de sangre que cayeron a la Tierra dieron vida a nuevas deidades.
El más allá
Tras la muerte de Izanami, Izanagi quiso seguirla en su viaje a Yomi, la región de los muertos, pero ya era demasiado tarde. Cuando llegó allí, Izanami ya había comido en Yomi, lo que hacía imposible su vuelta al mundo de los vivos. La diosa pidió a su esposo que esperase pacientemente mientras ella discutía con los demás dioses si era o no posible su retorno al mundo, pero Izanagi no fue capaz; impaciente, rompió una punta de la peineta que llevaba, le prendió fuego para que le sirviese de antorcha y después entró en la sala.
Lo que vio allí fue espantoso: los gusanos se retorcían ruidosamente en el cuerpo putrefacto de Izanami. Izanagi quedó aterrado al contemplar la visión del cuerpo de Izanami, por lo que dio media vuelta y salió huyendo de allí. Encolerizada por la desobediencia de su marido, Izanami envió tras él a las brujas de Yomi y a los fantasmas del lugar, pero Izanagi pudo despistarlos haciendo uso de sus trucos mágicos.
Cuando por fin llegó a la frontera que separa el mundo de los muertos del de los vivos, Izanagi lanzó a sus perseguidores tres melocotones que allí encontró, retirándose las brujas y fantasmas a toda prisa. Finalmente, fue la propia Izanami quien salió en persecución de Izanagi. Este colocó una gigantesca roca en el paso que unía Yomi con el mundo de los vivos, de modo que Izanami y él se vieron uno a cada lado del enorme obstáculo. Izanami dijo entonces: ”Oh, mi amado marido, si así actúas haré que mueran cada día mil de los vasallos de tu reino”, a lo que Izanagi contestó “Oh, mi amada esposa, si tales cosas haces yo daré nacimiento cada día a mil quinientos”.
Finalmente llegaron a un acuerdo, mediante el cual la cifra de nacimientos y fallecimientos se mantienen en la misma proporción. Ella le dijo que debía aceptar su muerte y él prometió no volver a visitarla. Entonces ambos declararon el fin de su matrimonio. Esta separación significó el comienzo de la muerte para todos los seres.

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Sally’s Song

20, diciembre, 2005 at 9:35 pm (Cine y TV)

I sense there’s something in the wind

That feels like tragedy’s at hand

And though I’d like to stand by him

Can’t shake this feeling that I have

The worst is just around the bend

And does he notice my feelings for him?

And will he see how much he means to me?

I think it’s not to be

What will become of my dear friend?

Where will his actions lead us then?

Although I’d like to join the crowd

In their enthusiastic cloud

Try as I may, it doesn’t last

And will we ever end up together?

No, I think not, it’s never to become

For I am not the one

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2. En el atolladero

20, diciembre, 2005 at 9:20 pm (Uncategorized)

Miles O’Riordan estaba de mierda hasta el cuello. No literalmente, claro, sino debido a la cantidad de papeles y trabajos atrasados que llevaba. Lo cierto es que ya no era como antes, es decir, ya no tenía veinte años. ¡Qué coño! ¡Ya no tenía 30! Era un ex-mercenario cuarentón reconvertido en investigador corporativo. Lo que muy pocos sabían es que trabajaba, -o por lo menos hacía que trabajaba-, para varias corporaciones rivales sin que ninguna se enterase… todavía. ¡La vida era dura en Nueva Washington! Y se le acumulaba el trabajo en las últimas semanas más que en los meses anteriores. Probablemente era debido a que Narita High Corp estaba investigando algo nuevo, algo que parecía que iba a revolucionar el estado de las corporaciones, o por lo menos de sus más directas competidoras: Bio High Tech Stone y Genetics Union Labs. En algún sitio tenía metido el último informe que había preparado para Union… aunque con el revoltijo de papeles que tenía en aquel cuchitril al que llamaba oficina, le sería imposible encontrarlo antes del final del milenio.
Necesitaba una secretaria desesperadamente. Lo tenía difícil, la verdad; su última secretaria se había largado tres semanas atrás chillando como una loca que “aquello lo iba a hacer su madre si tenía ovarios”. No había acabado de entender a qué se refería, simplemente la había mandado a tomar vientos y le había cerrado la puerta en sus esculpidas posaderas (marca Stone, por supuesto). Desde entonces había sido incapaz de mantener ordenados los ficheros, no sólo los electrónicos –no se le daba muy bien aquello de la informática, la verdad es que la odiaba, y prefería mil veces un buen fichero de cartón lleno de folios; encontraba las cosas más fácilmente, por extraño que le sonase a algunos, y por imposible que pareciese en aquel maldito momento-, sino también los de papel.
Cogió un montón de folios de encima de la mesa y los metió en un archivador con la letra B escrita en tinta roja. Cuando estaba encarándose con el siguiente montón, sonó el teléfono.
-Sí, aquí estoy.-dijo con voz seria-. ¿Qué clase de ayuda?… Ajá… Ya veo… Tenéis un lío casi tan grande como el que tengo yo ahora mismo.-y se rió de modo estruendoso-. No hace falta que te preocupes, muñeca. O’Riordan se encargará de tu problemilla. En una hora más o menos me tienes en tu despacho. A tu disposición.-y se sonrió-. Nos vemos entonces, encanto… Ok, ok, nada de “encantos”.-y colgó pasándose una mano pecosa por la frente.- ¡Lo que me faltaba!- y suspirando se dirigió al armario metálico en el que guardaba sus abrigos.
Tendría que darse prisa. Aún tenía que pasar por su apartamento a buscar su pase acreditativo a la Zona Corporativa; y después que no le pusieran muchas pegas a la hora de entrar… aunque suponía que si eso pasaba, con llamar a la señorita Kayima estaría todo resuelto… o eso esperaba. Cogió su gabardina verde oscuro, su boina de los Cuerpos Especiales –recuerdo de viejos tiempos-, y salió dando un portazo, sólo para girarse cuatro pasos más allá y regresar a cerrar la cerradura magnética. ¡Demonios! ¡Se olvidaba de que ya no tenía secretaria!

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